domingo, 7 de abril de 2013

Kim Jong-un, un treintañero con su propio arsenal nuclear


Aunque a veces sea blanco de burlas, el líder norcoreano se halla a un paso de provocar una guerra.

Algunos esperaban que la llegada al poder del joven y aparentemente occidentalizado Kim Jong-un trajera aires de cambio a la hermética y arruinada Corea del Norte. Pero quince meses después de la muerte de su padre (Kim Jong-il), el heredero de la dictadura norcoreana ha generado ya la primera gran crisis en la península, con amenazas y provocaciones como no se veían desde 2010.
A sus 29 o 30 años (incluso su edad es un misterio) parece haberse hecho en tiempo récord con el mando absoluto de ese país: domina el Partido de los Trabajadores y el Ejército Popular, los dos pilares básicos del Estado.
Los analistas surcoreanos coinciden en que goza de poder real para tomar decisiones, y es su dedo el que reposa en el botón rojo de su considerable arsenal nuclear.
Entre sus mentores, destaca su tío paterno, el influyente Jang Song-thaek. Se trata de un general de cuatro estrellas que, a sus 70 años, es considerado el ‘número dos’.
La inexperiencia de Kim Jong-un preocupa en el extranjero, en donde muchos la ven como una amenaza a la seguridad en la siempre volátil península. Criado entre algodones en la ‘Corte’ de los Kim, el joven líder creció inmerso en el culto a su familia. Su biografía oficial describe a un “genio de genios” que habla ocho idiomas, conduce desde los ocho años, duerme tres horas al día y cultiva en sus ratos libres la poesía, la estrategia militar y el análisis económico, además de que practica todo tipo de deportes.
Estas ‘hazañas’, similares a las que rodeaban a su padre, tienen quizá tan poca base como las que narran algunos medios basándose en filtraciones de servicios secretos, testimonios anónimos y otras fuentes inciertas. Se ha dicho, por ejemplo, que es un adicto a los videojuegos, que le encantan los dibujos animados, el baloncesto y Mickey Mouse.
Uno de sus pocos episodios biográficos más o menos confirmados es su etapa en Suiza. Aunque fue inscrito con identidad falsa, sus excompañeros lo reconocieron en las fotos y lo recuerdan como un muchacho introvertido, admirador de Michel Jordan, de las películas de karate y que gastaba mucho en ropa y viajes.
Se cree que Kim regresó a Pyongyang en el año 2000. Lo hizo como un auténtico desconocido, a tal punto que muchos oficiales del régimen no sabían de su existencia solo meses antes de que lo eligieran sucesor. Hasta que fue mostrado con su padre en los medios oficiales, solo había una fotografía disponible con su retrato: una imagen de cuando solo tenía 11 años. El líder imberbe, como le llaman, es hijo de la tercera esposa de Kim Jong-il y nunca fue el favorito para sucederle, pues tiene dos hermanos mayores.
Un líder desconocido
 
Detrás de la larga lista de mitos, rumores y chismes sin posibilidad de ser confirmados con los que se suele retratar a Kim Jong-un se esconde una verdad: el auténtico desconocimiento sobre su figura, no solo en el extranjero sino en cualquier lugar por fuera de su círculo más íntimo. Se trata de algo que solo es posible en el país más hermético del planeta, sin prensa libre, sin Internet y con una población que sufre la que puede ser la represión de libertades individuales más dura del mundo.
Los gestos en sus primeros meses de gobierno son también confusos. Parece haber realizado cierta apertura en lo económico y haber mostrado mayor tolerancia cultural (por ejemplo, al permitir símbolos occidentales antes vetados, como el propio Mickey Mouse).
También ofrece una imagen más humana y directa en público. Habla de tú a tú a sus súbditos y aparece del brazo de su esposa, que ejerce de primera dama con naturalidad, algo que su padre nunca toleró. A la pareja se atribuye una frase que, como todo en su biografía, resulta imposible confirmar. “A los enemigos locos se les rompe l

a espalda, se les degüella y así se les enseña lo que es una guerra de verdad”. Dicen que dicen que dijo. Quién sabe si es verdad.

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