viernes, 21 de enero de 2011

La diplomacia “preventivo-disuasiva” de Chile

Consideramos oportuno publicar el siguiente comentario sobre la reciente visita del Presidente García a Chile, donde es evidente que el discurso del Presidente Piñera, puede decir una cosa, pero lo cierto es que la realidad dice otra cosa, Chile continua armándose considerablemente y lo cierto es que existe una linea antiperuana en muchos sectores y que son los directores del pensamiento geo político de Chile.

Por : Hugo Guerra - El Comercio, 20/1/11

La visita en curso del presidente Alan García a Chile se realiza en un momento particularmente complejo –y no exento de peligros– en las relaciones bilaterales, ante el cual la cancillería santiaguina empieza a desplegar su tradicional “diplomacia preventiva”.

En el frente interno los chilenos están pasando por una crisis política especialmente delicada para el presidente Piñera. Hace una semana, el ministro de Defensa, Jaime Ravinet, presentó su renuncia tras negarse a transparentar el costo de un puente colocado sobre el río Bío Bío luego del terremoto de febrero del 2010. La infraestructura fue adquirida mediante fondos de la Ley Reservada del Cobre, que permite usar parte de los recursos generados por la venta del metal en gastos de defensa, por lo que supuestamente la información era “secreto castrense”. Ravinet llegó a extorsionar con que las FF.AA. serían “renuentes a prestar colaboración a las autoridades civiles ante catástrofes de la naturaleza, al verse obligadas a exhibir su material de guerra o equipamiento militar para acudir a prestar auxilio a la población civil”.

El caso no es aislado. En Chile se multiplican las denuncias sobre corrupción en las compras militares. Por ejemplo, la contraloría investiga al general jefe del Estado Mayor Conjunto, Cristián Le Dantec, por irregularidades en licitaciones para adquirir materiales, equipos diversos y hasta una casa oficial llena de lujos no autorizados por ley. Y ya antes se habían denunciado presuntas coimas en la compra de aviones, submarinos y armas de diferente naturaleza.

El nuevo ministro de Defensa, el senador Andrés Allamand, es uno de los fundadores de la derechista Renovación Nacional y tiene un discurso bastante duro con respecto al Perú. A raíz de la visita de Piñera a Lima en noviembre pasado dijo que, “aunque la estrategia del gobierno sea tener una política de normalidad en la relación con Perú […], igual se podría haber marcado una cierta distancia, porque yo no me olvido que Perú ha demandado en forma absolutamente arbitraria y sin fundamento a Chile”.

Esa declaración, y su pasado radical, lo inscribe en la línea dura del militarismo chileno que justifica sus compras bélicas, el secretismo de su administración y su influencia política –estrechamente vinculada a la extrema derecha– en un militante antiperuanista que ahora campea en el nuevamente militarizado sector Defensa.

La línea antiperuana se alienta también desde la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), donde su director, Gonzalo Yuseff –cercano al ministro del Interior Hinzpeter–, así como el jefe de Contrainteligencia, Ricardo Neeb, son especialistas en adquisición de armamentos, relaciones vecinales y el polémico tema nuclear.

Entre tanto, en el frente externo los chilenos están haciendo una movida estratégica con Bolivia (país con el cual acaban de constituir una comisión permanente) para desentrampar la agenda de 13 puntos que Evo Morales y Michelle Bachelet trabajaron con alto secretismo y que implicaba, entre otras cosas, un canje territorial que afectaría los intereses del Perú consagrados en el Tratado de 1929.

A partir de un análisis de la nueva Constitución masista paceña los chilenos creen que Bolivia podría “denunciar” el actual statu quo territorial, desconociendo el Tratado de 1904 y el Pacto de Tregua de 1884, como paso previo a una demanda ante La Haya, siguiendo el ejemplo peruano en el diferendo marítimo.

Las fronteras chilenas, ya sabemos, son inestables por su origen invasivo, por eso en el Edificio Carrera (la cancillería) y en los altos mandos militares se está trabajando una acción de “diplomacia preventiva con disuasión”, cuyo componente clave es en estos días el vínculo con el Perú.

En este contexto, es optimista la declaración del presidente Alan García respecto a que nuestra relación política con Chile “está en su mejor momento”. Retomar las “cuerdas separadas”, es decir profundizar los intercambios económicos separados de la cuestión marítima, puede ser una lógica elemental. Pero tarde o temprano lo único que dará solidez y estabilidad a la relación bilateral son tres cosas:

a) conseguir que el cumplimiento del fallo de La Haya sea garantizado activamente por la comunidad internacional y sin aceptar ninguna negociación previa.

b) Reforzar nuestra capacidad de defensa hasta lograr niveles mutuamente disuasivos.

c) Separar la cuestión boliviana, dejando el caso de la mediterraneidad al nivel estricto Santiago-La Paz, y retirando de inmediato cualquier facilidad como el inconstitucional enclave militar que este gobierno ha ofrecido a los altiplánicos en la zona de Ilo.

(*) Periodista de opinión de El Comercio

1 comentario:

  1. La Politica sucia y vil,asi es esta hedionda clase ,les gusta vivir engañando a las personas decentes,que se preocupan por vivir en armonia,esta lacra desgraciadamente existe desde el comienzo del mundo,al igual que el robo y la prostitucion,que hacer ...

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