A continuación publicamos aqui un interesante articulo sobre el origen del quechua.
¿Qué ocurrió con el quechua originario?
El otro asunto importante a considerar, a partir de nuestra mirada a las tablas anteriormente mostradas, es que si eventualmente en algunas regiones una de estas palabras fuera pronunciada todavía como en el quechua originario, actualmente nadie en ninguna región pronunciará ambas palabras tal como en dicha lengua ancestral. Por ello, ninguna región en ningún sitio hablará en la actualidad el quechua originario.
El otro asunto importante a considerar, a partir de nuestra mirada a las tablas anteriormente mostradas, es que si eventualmente en algunas regiones una de estas palabras fuera pronunciada todavía como en el quechua originario, actualmente nadie en ninguna región pronunciará ambas palabras tal como en dicha lengua ancestral. Por ello, ninguna región en ningún sitio hablará en la actualidad el quechua originario.
De nuevo, si comparásemos lo ocurrido con el quechua con lo ocurrido con lenguas como el castellano y el italiano todo ello nos parecería completamente normal. Los antiguos Romanos fueron quienes hablaron, dos mil años atrás, el latín originario, pero en la actualidad ya nadie habla como lo hicieron ellos (no en España ni en Portugal, tampoco en Francia ni en Rumania, como en ningún otro sitio). Incluso, la gente de la misma ciudad de Roma habla hoy en día una lengua que después de dos mil años de cambios ha llegado a ser muy diferente de lo que fue el latín originario —en efecto, este se convirtió en una ‘nueva’ lengua que nosotros conocemos actualmente como ‘italiano’, y los romanos modernos no entenderían nada a los romanos antiguos.
Ocurre lo mismo con el quechua originario: solía hablarse alguna vez, aunque ya muchos siglos atrás. Si algún quechuahablante contemporáneo —fuera este de Cuzco, Chavín, Bolivia, Ecuador o de cualquier otra región— viajara en el tiempo hacia el pasado, para encontrarse con algún hablante del quechua originario, hace miles de años, ¡ambos tendrían muy grandes problemas para entenderse apropiadamente! Además, se necesitaría viajar un trecho muy largo de retroceso en el tiempo: la última época en la que los ancestros de todos los quechuahablantes de hoy en día hablaron exactamente el mismo quechua originario fue de mil años atrás por lo menos y, probablemente, de mucho más tiempo que eso (más adelante veremos cómo es que se puede afirmar tal cosa).
De lo anterior, el quechua originario ya no es más hablado en ningún sitio. Sin embargo, este resulta muy importante para nosotros, si es que queremos comprender las similitudes y diferencias existentes entre todas las modernas variedades regionales de quechua desde el momento en que cada una empezó a surgir desde aquella única forma originaria. También resulta importante volver sobre el asunto de qué hubo en común en los quechuas de todas estas regiones, ya que el quechua originario en algunos casos puede ayudarnos a encontrar qué formas ortográficas son las más prácticas para que la gente de estas regiones pueda escribir su lengua de una manera estándar y, al mismo tiempo, sea la forma más fácil para leer el quechua de los de las otras regiones —¡aunque siempre manteniendo las propias pronunciaciones regionales, por supuesto! Para más información sobre este asunto, acuda a nuestra página ortografía.
De otro lado, el latín suele llamarse lengua ‘muerta’, pues ya nadie lo habla más como lengua nativa. Sin embargo, la realidad es que el latín todavía está vivo, solo que se ha transformado en cada una de las diferentes lenguas modernas que de él descienden: el castellano, el portugués, el francés, entre otros. Así, cada una de estas lenguas resulta no ser más que una forma alterada de latín, producto de las diferentes maneras en las que fue cambiando. Actualmente, el quechua originario también está ‘muerto’, aunque solo en el sentido mencionado, en tanto que nadie en ningún sitio lo habla tal como se habló en el pasado. Sin embargo, la realidad es que esta lengua ancestral todavía pervive a través de cada una de las diferentes variedades regionales de quechua descendientes en las que se ha transformado. Esto último significa que cada una de estas variedades regionales comporta su propio y verdadero legado de quechua originario tanto como el resto de regiones.
¿Qué regiones hablan el “verdadero” quechua hoy en día?
Ninguna región habla actualmente el quechua originario. Tal como ya hemos visto con nuestro ejemplo de pronunciaciones de las palabras correspondientes a tres y tú, todas las regiones han cambiado, y todas de maneras diferentes. El quechua originario no es hablado tal y como se habló en el pasado en ningún sitio; así, todas las variedades regionales de quechua habladas hoy en día difieren en mucho de aquella. Entonces, ninguna región de ningún sitio puede proclamarse hablante del ‘quechua originario’: ni Bolivia, ni Ecuador, ni Chavín, ni, por supuesto, tampoco Cuzco. Ningún sitio. Sencillamente, en la actualidad, ello resulta imposible para cualquier región, pues todas las lenguas cambian con el paso del tiempo.
De igual modo, es importante comprender que ninguna de las diferentes variedades regionales de quechua es en realidad más ‘originaria’ que otra. El quechua ha cambiado en todas partes, y resulta fundamental aceptar que ello también incluye al quechua de Cuzco, a pesar de las confusas ideas que mucha gente en los Andes tiene con respecto a este quechua particular (más tarde volveremos sobre este punto). Tal como se ha podido escuchar ya con las palabras correspondientes a tres y tú, el quechua cuzqueño no es más originario ni menos originario que el quechua de Chavín, Ecuador, Ayacucho, Bolivia o cualquier otra variedad.
Como es obvio, no tiene sentido la proclamación de ninguna región quechuahablante, como Cuzco, de poseer el ‘mejor’ o ‘más originario’ de los quechuas: ¡aceptarlo sería tan erróneo como decir que el castellano está ‘mal’ por no ser el “italiano verdadero” ni el “latín verdadero”! Evidentemente, el castellano no es ni mejor ni peor que el italiano, el francés, el portugués, o cualquier otra lengua; todas ellas no son más que diferentes descendientes del latín y ninguna el latín originario.
Con el quechua pasa exactamente lo mismo. Las diferentes variedades de quechua habladas en diferentes regiones no son mejores ni peores que las demás, cada una es, por igual, descendiente del quechua originario, solo que diferente. Es mejor disfrutar de esta diversidad y sentir orgullo de formar parte de la misma, antes que ser arrogante y pretender —de manera equivocada— que una forma regional de una lengua (casi siempre, la propia) es ‘mejor’ que las otras.
¿Qué regiones hablan quechua más parecido o más diferente entre sí?
Lo anterior no implica asumir que todas las variedades de quechua son diferentes de manera equivalente a las otras: absolutamente no. Por ejemplo, Cuzco, Puno, Bolivia y Ayacucho tienen formas de quechua más similares entre sí que frente al quechua de Ecuador; y el quechua del centro de Perú resulta más diferente aún frente a todas estas variedades.
Nuevamente, nos ayudará primero una mirada a la familia de lenguas romances para una comparación con el caso del quechua. Los hablantes de castellano encuentran fácil comunicarse con una persona que habla portugués o italiano, pero más difícil con quienes hablan francés o rumano. Esto se debe a que el castellano es más similar al portugués y al italiano, pero más diferente al francés y al rumano. Pero también hay lenguas que están en el límite de dicha distinción: el catalán es un ‘intermedio’ entre el castellano y el francés, así como el gallego es un intermedio entre el castellano y el portugués. Esto no significa que las lenguas intermedias sean una mezcla de las otras dos lenguas, sino que únicamente hay una ‘cadena’ entre estas tres lenguas (a, b y c).
Como es obvio, no tiene sentido la proclamación de ninguna región quechuahablante, como Cuzco, de poseer el ‘mejor’ o ‘más originario’ de los quechuas: ¡aceptarlo sería tan erróneo como decir que el castellano está ‘mal’ por no ser el “italiano verdadero” ni el “latín verdadero”! Evidentemente, el castellano no es ni mejor ni peor que el italiano, el francés, el portugués, o cualquier otra lengua; todas ellas no son más que diferentes descendientes del latín y ninguna el latín originario.
Con el quechua pasa exactamente lo mismo. Las diferentes variedades de quechua habladas en diferentes regiones no son mejores ni peores que las demás, cada una es, por igual, descendiente del quechua originario, solo que diferente. Es mejor disfrutar de esta diversidad y sentir orgullo de formar parte de la misma, antes que ser arrogante y pretender —de manera equivocada— que una forma regional de una lengua (casi siempre, la propia) es ‘mejor’ que las otras.
¿Qué regiones hablan quechua más parecido o más diferente entre sí?
Lo anterior no implica asumir que todas las variedades de quechua son diferentes de manera equivalente a las otras: absolutamente no. Por ejemplo, Cuzco, Puno, Bolivia y Ayacucho tienen formas de quechua más similares entre sí que frente al quechua de Ecuador; y el quechua del centro de Perú resulta más diferente aún frente a todas estas variedades.
Nuevamente, nos ayudará primero una mirada a la familia de lenguas romances para una comparación con el caso del quechua. Los hablantes de castellano encuentran fácil comunicarse con una persona que habla portugués o italiano, pero más difícil con quienes hablan francés o rumano. Esto se debe a que el castellano es más similar al portugués y al italiano, pero más diferente al francés y al rumano. Pero también hay lenguas que están en el límite de dicha distinción: el catalán es un ‘intermedio’ entre el castellano y el francés, así como el gallego es un intermedio entre el castellano y el portugués. Esto no significa que las lenguas intermedias sean una mezcla de las otras dos lenguas, sino que únicamente hay una ‘cadena’ entre estas tres lenguas (a, b y c).
Esto también es muy común en el quechua, pues las diferentes regiones quechuahablantes usualmente forman ‘cadenas’, donde las que están en el medio son los intermedios de aquellas que están en los extremos. Por ejemplo: el quechua hablado en Cuzco es, en muchos aspectos, parecido al quechua hablado en Puno; en unos cuantos otros, se parece más al quechua hablado en Ayacucho; y, en algunos aspectos más, tiene características que le son propias. En este sentido, Cuzco puede ser considerado ‘intermedio’ entre los otros dos quechuas, aunque —como se dijo— no una mezcla de ellos. De igual modo, el quechua de Puno es un intermedio entre los quechuas de Cuzco y de Sucre —aunque, repetimos, no una mezcla—, y también una forma independiente y separada de quechua con sus propias características. En efecto, si usted fuera hacia el norte partiendo del sur de Bolivia, el quechua iría cambiando gradualmente de región en región, a lo largo de toda su trayectoria hasta llegar a Huancavelica y los Andes de Yauyos, cerca a Lima. Sin embargo, entre el quechua de Huancavelica y el de Huancayo, hay una gran ruptura: estos son muy diferentes, a pesar de que geográficamente están muy cerca el uno del otro.
Una analogía que ayuda a comprender cómo es que las diferentes formas regionales de quechua pueden ser más similares o más diferentes que las demás es, nuevamente, la de la familia humana, donde todos los miembros de una gran familia no están emparentados de la misma manera. En última instancia, usted y sus primos tienen ancestros comunes, pero el emparentamiento con aquellos no es tan cercano como el que tiene con sus hermanos. Entre usted y sus hermanos el emparentamiento es inmediato, a través del nexo de la madre; pero en el caso de sus primos se debe retroceder un nexo en su árbol genealógico para encontrar al ancestro común, su abuela.
Más o menos ocurre lo mismo con las lenguas. Los quechuas de Cuzco, Puno y Bolivia pueden ser considerados como ‘hermanos’ entre sí. Por otro lado, dado que el quechua de Ecuador es más diferente, este únicamente alcanzaría a ser un ‘primo’ de ellos y no otro hermano. Las variedades de quechua del centro de Perú, como la de Ancash, la de Huánuco o la de Huancayo, son todavía más diferentes, por lo que eventualmente serían más distantes ‘primos lejanos’ dentro de la extensa familia quechua.
Considerar a las variedades regionales de quechua de este modo, bajo términos de ‘generaciones’ dentro de una familia, nos ofrece un panorama no solo de cuán similar o diferentes son frente a otras, sino también de cuán ‘antiguo’ resulta ser dicho emparentamiento:
• Se retrocede una generación hasta la ‘madre’ común: las regiones cuyo quechua son más similares entre sí. Por ejemplo: los quechuas de Cuzco, Puno y Bolivia.
• Se retrocede dos generaciones, a una época más antigua, hasta la ‘abuela’ común: regiones cuyo quechua es mucho más diferente entre sí. Por ejemplo: los quechuas de Cuzco y Ecuador.
• Finalmente, se retrocede más generaciones, a una etapa mucho más antigua todavía, hasta llegar a la ‘bisabuela’ común: regiones cuyo quechua es en verdad muy diferente, y cuyos hablantes por lo tanto no se entienden casi nada entre sí. Por ejemplo: los quechuas de Cuzco y Chavín.
¿Hace cuánto fue hablado el quechua originario?
Así, dependiendo de cuán similar es el quechua en una región u otra, podemos determinar a qué ‘generación’ pertenece dentro de la familia. Así, los lingüistas pueden obtener una idea de los orígenes e historia del quechua, a partir de examinar detalladamente cuán diferentes son sus formas en las diferentes regiones. Incluso, resulta posible determinar de modo aproximado hace cuánto —hace cuántas ‘generaciones de lenguas’— es que la gente en algún lugar de los Andes habló el quechua originario, lengua de la cual descienden todas las variedades regionales modernas del quechua.
Sabemos que las lenguas cambian en el tiempo y que, mientras más tiempo pase, más diferentes llegarán a ser. Entonces, si vemos cuán similares son las lenguas, podemos obtener alguna idea (aunque no precisamente fechas exactas) de hace cuánto es que la lengua que fue su ancestro viene diversificándose como para que sus ‘descendientes’ hayan llegado a un grado de diferenciación determinado hoy en día. Es decir, por cuántas generaciones ha pasado esta familia y si son las lenguas descendientes ‘hermanos’, ‘primos hermanos’ o, más distantemente emparentados, ‘primos lejanos’ dentro de la familia en cuestión.
En principio, necesitamos echar una mirada a otras familias de lenguas donde sepamos con certeza, a partir de documentación histórica, hace cuánto fue que se diversificaron. Nuevamente la familia romance resulta ser la ideal, dado que sabemos cuán diferentes son cada una de sus lenguas en la actualidad. Además, conocemos el hecho histórico de cuándo fue que su ancestro común, el latín, se diversificó: lo cual ocurrió hace más de dos mil años, desde que los antiguos Romanos expandieron su latín hacia nuevos territorios fuera de Roma, como España, por ejemplo. El resultado de dos milenios de divergencia es que en la actualidad cada lengua romance es verdaderamente muy diferente de las demás: castellano, italiano, portugués, francés, entre otras.
No dejemos de recordar que ya hace varios siglos que el mismo castellano se ha expandido por el mundo y que el proceso de divergencia ya ha empezado de nuevo: hoy no se habla castellano de la misma manera en las diferentes regiones del mundo. Dependiendo del lugar de procedencia de la gente, cada quien puede tener un acento distinto de castellano, un acento chileno, un acento mexicano, un acento peruano y, quizá el más famoso de todos, un acento de Buenos Aires, “che”. (En realidad, che es originariamente una palabra prestada de las lenguas indígenas tupi-guaraní, cuyo significado es hermano). Incluso dentro de un mismo país, como Perú, por ejemplo, la gente puede tener un acento cuzqueño, o andino, y decir ‘pollo’ (con una elle muy marcada), ‘asco’, ‘afto’; o, de otro lado, podría tener un acento limeño, o costeño, y decir algo así como ‘poyyo’, ‘ahco’, ‘apto’. En este caso, también sabemos acerca de la historia de hace cuánto el castellano se ha expandido por el mundo y de cuándo fue que se diversificó: más o menos desde la época de Colón, aproximadamente hace quinientos años. Desde que se iniciaron las diferencias entre las formas regionales y nacionales de castellano alrededor del mundo ‘apenas’ han pasado aproximadamente quinientos años de cambios, y el resultado es que estas diferencias siguen siendo mucho más pequeñas que las existentes entre el castellano y el italiano, o el francés, las cuales llevan más de dos mil años de desarrollo.
En principio, necesitamos echar una mirada a otras familias de lenguas donde sepamos con certeza, a partir de documentación histórica, hace cuánto fue que se diversificaron. Nuevamente la familia romance resulta ser la ideal, dado que sabemos cuán diferentes son cada una de sus lenguas en la actualidad. Además, conocemos el hecho histórico de cuándo fue que su ancestro común, el latín, se diversificó: lo cual ocurrió hace más de dos mil años, desde que los antiguos Romanos expandieron su latín hacia nuevos territorios fuera de Roma, como España, por ejemplo. El resultado de dos milenios de divergencia es que en la actualidad cada lengua romance es verdaderamente muy diferente de las demás: castellano, italiano, portugués, francés, entre otras.
No dejemos de recordar que ya hace varios siglos que el mismo castellano se ha expandido por el mundo y que el proceso de divergencia ya ha empezado de nuevo: hoy no se habla castellano de la misma manera en las diferentes regiones del mundo. Dependiendo del lugar de procedencia de la gente, cada quien puede tener un acento distinto de castellano, un acento chileno, un acento mexicano, un acento peruano y, quizá el más famoso de todos, un acento de Buenos Aires, “che”. (En realidad, che es originariamente una palabra prestada de las lenguas indígenas tupi-guaraní, cuyo significado es hermano). Incluso dentro de un mismo país, como Perú, por ejemplo, la gente puede tener un acento cuzqueño, o andino, y decir ‘pollo’ (con una elle muy marcada), ‘asco’, ‘afto’; o, de otro lado, podría tener un acento limeño, o costeño, y decir algo así como ‘poyyo’, ‘ahco’, ‘apto’. En este caso, también sabemos acerca de la historia de hace cuánto el castellano se ha expandido por el mundo y de cuándo fue que se diversificó: más o menos desde la época de Colón, aproximadamente hace quinientos años. Desde que se iniciaron las diferencias entre las formas regionales y nacionales de castellano alrededor del mundo ‘apenas’ han pasado aproximadamente quinientos años de cambios, y el resultado es que estas diferencias siguen siendo mucho más pequeñas que las existentes entre el castellano y el italiano, o el francés, las cuales llevan más de dos mil años de desarrollo.
Ahora comparemos estos dos casos con el quechua. No es fácil medir con exactitud cuán diferentes son las lenguas (aunque ello es lo que intentaremos en una siguiente etapa de nuestra investigación Sonidos de las lengua andinas), pero por lo menos podemos decir que las diferentes formas regionales de quechua de Cuzco y Chavín son claramente mucho más diferentes unas de otras que las diferentes formas regionales de castellano alrededor del mundo, y que son casi tan diferentes entre sí como lo son el castellano, el portugués y el italiano. En otras palabras, el nivel de diversidad al interior del quechua es más proporcional al nivel de diversidad dentro del romance que al que ocurre dentro del castellano. Así, basta una simple comparación para notar claramente que el quechua originario debió haberse diversificado durante un periodo más aproximado a los dos mil años del romance, que a los apenas quinientos años del castellano. Ciertamente, todo ello quiere decir que el quechua viene expandiéndose y divergiendo desde mucho antes de la presencia del Imperio de los Incas.
¿Cuándo se expandió el quechua a los lugares donde se habla actualmente?
También tenemos más evidencia cuando notamos que el quechua de Cuzco es muy similar al quechua de todas las regiones de Bolivia (ciertamente, mucho más que frente a los quechuas de las regiones de Ecuador o Chavín). De hecho, el nivel de diversidad al interior del quechua hablado en el área que va desde Cuzco hasta Bolivia no es mucho mayor que el que ocurre hoy entre las variedades modernas de castellano en el mundo. Pues bien, esta comparación nos sugiere que el quechua de estas dos regiones (Cuzco y Bolivia) proviene de un ancestro común y que su divergencia data de no mucho antes que los quinientos años que el castellano se tomó en la suya; así, probablemente, el quechua cuzqueño antiguo se implantó en Bolivia no más de un siglo o dos antes de la llegada de los españoles. Tal escenario encaja a la perfección, por supuesto, con la expansión de los Incas a Bolivia, ocurrida un siglo y medio antes de la llegada de los españoles en 1532. Por esta razón, entre algunas otras, tal parece que fue el Imperio Inca quien trasladó su propia forma regional de quechua cuzqueño hacia Bolivia. De otro lado, esto también nos sirve como una confirmación más de que la separación entre el quechua cuzqueño y el tan distinto quechua del centro de Perú debió haber ocurrido en una época mucho más antigua que esta, vale decir, muchos siglos antes de la era incaica.
Ahora bien, a pesar de que los detalles y fechas no son del todo precisos, y dondequiera que haya sido el lugar exacto donde se originó el quechua (a lo cual llegaremos en breves momentos), los hechos fundamentales del panorama que nos ofrece la rigurosa y exhaustiva investigación lingüística, e histórica, al respecto son bastante confiables y claros:
1. El quechua originario empezó a expandirse y divergir a través de los Andes probablemente hace aproximadamente dos mil años, ciertamente, mucho antes de la existencia del Imperio de los Incas, cuya mayor expansión fue apenas hace seis siglos (durante el siglo XV). Así, la lengua ancestral bien pudo estar relacionada con una sociedad mucho más antigua que los Incas —quizá Chavín, aunque determinar ello resulte todavía muy especulativo en tanto que puede conducirnos hasta una antigüedad demasiado remota, que sea capaz de encajar adecuadamente con el nivel de diversidad que observamos hoy día dentro del quechua.
2. De cualquier modo, el quechua ya era muy hablado en gran parte de los Andes hace más de mil años. Particularmente, se había expandido por casi todo el centro y sur de Perú, y ya en esta época se manifestaba en variedades regionales ya bastante diferentes.
3. El quechua cuzqueño fue solo una de estas variedades y el Imperio de los Incas la expandió únicamente hacia algunas nuevas áreas, especialmente Bolivia. La mayoría de áreas al norte de Cuzco, por otra parte, han sido hablantes de sus propias formas de quechua por muchos siglos, antes de que los Incas se extendieran a ellas —ello incluye no solo regiones como Chavín sino también aquellas de todo el centro de Perú, como Ancash, Junín y Huancayo.
4. No se sabe exactamente cuándo fue que el quechua llegó a Ecuador, pero es muy probable que también allí la primera incursión de la lengua no haya sido a través de los Incas (el quechua de Ecuador parece demasiado diferente del cuzqueño y el boliviano como para que esto último sea probable), sino algunos siglos antes. De otro lado, sin duda, el quechua ecuatoriano se reforzó y fortaleció con la llegada de los Incas.
¿Cómo se expandió el quechua?
El quechua no solo se expandió hacia distintas regiones andinas en diferentes tiempos, sino que además dicho proceso ocurrió de diferentes maneras, a las que para poder entenderlas resulta necesario considerar al quechua dentro de su contexto humano y étnico. A continuación, veamos cómo una lengua puede expandirse a otras regiones de dos maneras fundamentales.
¿Cómo se expandió el quechua?
El quechua no solo se expandió hacia distintas regiones andinas en diferentes tiempos, sino que además dicho proceso ocurrió de diferentes maneras, a las que para poder entenderlas resulta necesario considerar al quechua dentro de su contexto humano y étnico. A continuación, veamos cómo una lengua puede expandirse a otras regiones de dos maneras fundamentales.
• Con el transcurrir de los tiempos, diferentes civilizaciones fueron surgiendo o decayendo, y con ellas los pueblos que hablaron el quechua originario se movilizaron, llevando consigo su lengua; fue así que esta lengua se fue expandiendo gradualmente hacia otras regiones. Dicho proceso de expansión pudo darse tanto por migraciones en coexistencia pacífica como conquistas. En la historia de los Andes hay dos tipos de migración poblacional muy conocidos:
– En primer lugar, era usual que, por voluntad propia, un grupo étnico determinado se dispersara a través de varias áreas geográficas, con la finalidad de que el pueblo entero pueda controlar diferentes altitudes o pisos ecológicos, desde las alturas andinas hasta la jungla amazónica o la costa. Este mecanismo otorgaba a estos grupos étnicos el acceso a recursos naturales, especies y cultivos nativos provenientes de los diferentes ‘pisos ecológicos’ en los cuales tenían alguna presencia. Así, este tipo de expansión bien podría explicar, por ejemplo, cómo es que el quechua llegó hasta algunos lugares de la Amazonía de varios países a pesar de que predominantemente fue una lengua de las alturas (aunque tampoco olvidemos que en una etapa más temprana el quechua también se habló en la costa del Pacífico del Perú).
– De otro lado, los Incas emplearon el famoso sistema de mitmas durante su reinado, el cual consistía en trasladar deliberadamente a un grupo étnico entero de una región a otra a lo largo del imperio. Estos traslados fueron realizados por diferentes razones, una de las cuales fue sacar de sus tierras natales a grupos rebeldes y ubicarlos en áreas donde estuvieran rodeados por grupos de mayor lealtad al imperio. De otro lado, y más importante para nuestros intereses, resulta el hecho de que, alternativamente, los Incas trasladaron grupos étnicos quechuahablantes que sí eran leales al imperio, para colonizar tierras recientemente conquistadas. Finalmente, los Incas también mudaron constantemente ejércitos enormes alrededor de sus tierras; así, muchos soldados terminaron colonizando lugares lejos de sus propios hogares, incluso en el momento en que el Imperio Inca colapsó con muchos de sus ejércitos aún dispersos a través de los Andes.
Ahora bien, existen algunas regiones en las cuales parece que el quechua nunca se habló, al menos no más que en algunas áreas relativamente muy pequeñas. La extraña presencia del quechua en estos lugares se puede explicar adecuadamente por el hecho de que los ancestros de estos quechuahablantes pudieron haber sido traídos allí a través del sistema de mitmas incaico o, bien, porque llegaron como integrantes de algún ejército imperial. Este sistema podría explicar la presencia de algunos grupos aislados de quechuahablantes en las regiones del extremo norte de Perú, como Cajamarca (Chetilla y Porcón), Lamabayeque (Incawasi y Cañaris) y Chachapoyas. También, este sistema migratorio podría explicar el hecho de que muchos quechuahablantes hayan llegado al sur de Bolivia ‘saltando’ a los grupos aimarahablantes del norte de este país.
• El quechua también llegó a nuevos territorios a través de otro canal distinguible: los mismos quechuahablantes no se movilizaron de una región a otra, sino que pueblos no quechuahablantes de una región determinada se quedaron donde estaban y aprendieron el quechua. Como resultado de dicho aprendizaje, al final muchos de estos pueblos dejaron de hablar su propio idioma nativo para optar por el empleo exclusivo del quechua. En consecuencia, la tierra natal de estos grupos pasó a convertirse en una nueva región quechuahablante.
Esto pasó especialmente en regiones donde el quechua fue adoptado gradualmente como una lengua común muy útil (lo cual se conoce como lingua franca) para facilitar la comunicación y el comercio entre sociedades distintas, cada una hablante de su propia lengua. Esto ocurrió, en cierta medida, durante el periodo de los Incas, cuando el quechua fue la lengua oficial del Imperio; incluso durante un periodo posterior a la conquista, el quechua era reconocido todavía como una de las cuatro ‘lenguas generales’ del virreinato español en los Andes; más aún, continuó expandiéndose hacia nuevas regiones, tales como el sur boliviano y algunos lugares de la Amazonía.
Sea como fuere, sin embargo, también esta expansión del quechua como una lengua franca parece haber ocurrido desde antes del Imperio de los Incas, tal parece, cuando el quechua se había expandido ya por el norte andino como una lengua de comercio. Al parecer, ello habría ocurrido particularmente en Ecuador, donde, tanto en las alturas andinas como en la selva amazónica, los pueblos todavía mantienen sus identidades étnicas diferenciadas a pesar de que muchos de estos grupos hablan quechua en la actualidad. De igual forma, cada uno mantiene su propia variedad local aunque estas todavía muestren signos de la influencia de cada una de las lenguas nativas originarias correspondientes a ellos.
¿De dónde surgió el quechua originario?
Hemos visto, entonces, cómo a partir de la comparación de variedades regionales modernas de una lengua, y con un minucioso estudio y mucha experiencia, es posible para los lingüistas ubicar las principales fases de expansión de una familia de lenguas. Esto también nos ayuda con respecto de la pregunta fundamental: ¿en qué parte de los Andes surgió el quechua originario?
Automáticamente mucha gente asume que el quechua se originó en Cuzco, en tanto que es el lugar de origen del Imperio de los Incas. Sin embargo, el origen de un imperio no es necesariamente el lugar de origen de una familia de lenguas. En efecto, nosotros ya sabemos que el Imperio de los Incas tuvo un desarrollo relativamente tardío en comparación con el quechua, en tanto que su expansión realmente ocurrió en el siglo XV, mientras que, como bien sabemos, la expansión del quechua empezó probablemente mil años antes que dicha etapa; así por ejemplo, el quechua ya era hablado en lugares como Chavín mucho antes de que el Imperio de los Incas existiera. Así, la interrogante de dónde fue que se formó el quechua encuentra su respuesta en una etapa bastante anterior a la de los Incas.
Para intentar responder una pregunta tan difícil como esta, hay algunos aspectos informativos que los investigadores pueden aprovechar.
• En primer lugar, nos pueden ayudar algunos principios de la ciencia lingüística. Uno de ellos dice que la región en la cual se observa, dentro del área más pequeña, el mayor grado de diversidad entre variedades de una lengua usualmente es el lugar desde el cual esta se ha diversificado, o sea, su lugar originario. Así, para el quechua, tal parece que la diversidad más grande es la que ocurre en el centro del Perú, en el departamento de Ancash y las provincias andinas del departamento de Lima. Así pues, tal parece que estos lugares son los posibles mejores candidatos para considerárseles el lugar de origen del quechua.
• Otra herramienta lingüística valiosa es el estudio de los nombres de los lugares (‘toponimia’), dado que resulta normal que ellos reflejen las lenguas habladas en esa área muchísimo tiempo atrás, incluso si la lengua que fue hablada allí es diferente hoy en día. Sin embargo, es muy importante tener cuidado en este tipo de estudios, pues el trabajo con la toponimia es muy difícil y con facilidad se puede incurrir en errores. Ahora, si bien esta labor requiere de mucha experiencia lingüística, si ella es bien ejecutada puede revelarnos muchos datos. Efectivamente, la toponimia muestra que gran parte del sur del Perú probablemente habló formas de aimara en la antigüedad y que el quechua llegó allí mucho después, remplazando al aimara y empujándolo más hacia el sur, en dirección a Bolivia. Así, resulta evidente que en Cuzco, a partir de las pruebas ofrecidas por un sin fin de antiguos nombres de lugares, gran parte de esta región haya hablado en realidad aimara tanto como —o más probablemente antes que— quechua. De igual modo, a partir de documentos históricos, tal parece que incluso la misma nobleza incaica habló originalmente una forma de aimara, a pesar de que ellos y su pueblo habían optado ya por el empleo del quechua desde antes del periodo de expansión del imperio.
• Hay muchos otros recursos que también nos aportan valiosas pistas: atender a la relación precisa de parentesco entre las generaciones de la familia quechua; tomar en cuenta la evidencia que aportan las formas regionales de quechua que ya se han extinto (como, por ejemplo, aquella cuya gramática fue registrada en 1560 por el dominicano Domingo de Santo Tomás); estudiar al detalle la rica relación entre quechua y aimara, en las diferentes regiones; finalmente, considerar el conocimiento arqueológico acerca de las migraciones de los grupos humanos, para intentar encajar dicha historia con la de sus lenguas.
La combinación de todo este conocimiento termina siendo el muy complejo trabajo de numerosos especialistas debatiendo en conjunto, tal como viene ocurriendo en las últimas décadas, por lo que el panorama de estudio actual parece lucir claro y bastante seguro, pues casi todos los enfoques confluyen en conclusiones similares: el quechua originario fue hablado más probablemente en algún sitio del centro del Perú (quizá en la costa, aunque con mayor probabilidad en el interior serrano) antes que en algún otro lugar. De igual forma, habría sido desde esta área que la lengua ancestral habría empezado a expandirse, tanto hacia el norte como hacia el sur, en una fecha de probablemente de alrededor hace dos mil años —quizá más, quizá menos, pero ciertamente muchísimo tiempo antes que el Imperio de los Incas. Aquella gran última cúspide de la civilización andina habló el quechua, ciertamente, y efectivamente contribuyó a extenderlo hasta su máxima expansión; sin embargo, el quechua de los Incas no fue el único, ni tampoco fue este el quechua originario. El quechua es mucho más diverso que únicamente el quechua cuzqueño, y está enlazado con muchas más culturas nativas de los Andes.
En tanto que han existido muchos antagonismos y creencias erradas acerca del quechua cuzqueño, es importante ser claros sobre exactamente cómo vinculamos lo visto anteriormente con ello... Sí, los Incas hablaron quechua y, sí, hablaron una forma de quechua muy similar al moderno quechua cuzqueño. Sin embargo, no, los Incas no hablaron el quechua originario y, más bien, solo expandieron su forma particular de quechua hacia unas cuantas de las regiones andinas donde hoy se le habla. La mayoría de regiones tenía ya desde mucho antes de la época incaica su propio quechua, cada cual tan originario, tan indígena y tan verdadero como el quechua hablado en Cuzco en la actualidad. Así, la lengua quechua no proviene originariamente ni únicamente de los Incas: es más que eso, pues es un elemento aun más profundo y más rico del legado cultural indígena de los Andes.
En tanto que han existido muchos antagonismos y creencias erradas acerca del quechua cuzqueño, es importante ser claros sobre exactamente cómo vinculamos lo visto anteriormente con ello... Sí, los Incas hablaron quechua y, sí, hablaron una forma de quechua muy similar al moderno quechua cuzqueño. Sin embargo, no, los Incas no hablaron el quechua originario y, más bien, solo expandieron su forma particular de quechua hacia unas cuantas de las regiones andinas donde hoy se le habla. La mayoría de regiones tenía ya desde mucho antes de la época incaica su propio quechua, cada cual tan originario, tan indígena y tan verdadero como el quechua hablado en Cuzco en la actualidad. Así, la lengua quechua no proviene originariamente ni únicamente de los Incas: es más que eso, pues es un elemento aun más profundo y más rico del legado cultural indígena de los Andes.
Pensar que cualquier región habla alguna forma ‘degradada’ o ‘incorrecta’ del quechua cuzqueño, o de alguna otra forma de quechua, no tiene sentido alguno. El quechua en cada región, más bien, resulta tan ‘bueno’ y ‘correcto’ como el del resto de regiones. Así, de dondequiera que seamos, podríamos —y, quizá, debiéramos— sentirnos tan orgullosos de nuestro propio quechua como cualquier otra persona pueda estarlo del suyo.
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